viernes, 11 de febrero de 2011

La hora de la ciudadanía

Ya escribí sobre que el año 2009 fue el "año de verdadera crisis Política, Económica y Social" y que el 2010 -Año del Bicentenario- debía ser, el del inicio de una nueva etapa, de restauración plena de los principios Republicanos y Federales y de la práctica de sana administración de justicia y respeto de los derechos individuales consagrados por la Constitución, como así también de lo establecido en la misma en cuanto a la división de poderes y el ejercicio de la representatividad concedida por "el pueblo" de la nación a sus gobernantes en las figuras de Diputado, Senador y Presidente de la República.
Hice especial incapié en este último, dado que es público y notorio que desde el año 2003 este funcionario, elegido como Primer Mandatario, no cumple con la alta distinción otorgada por la ciudadanía, no respeta la independencia de los poderes, actúa de manera "mesiánica" llevando adelante planes basado en un "modelo" que solo el conoce, nunca debidamente explicitado y menos propuesto a travez del Congreso Nacional, al que "ningunéa" extorsiona y soborna para que le aprueben leyes, a la vez que emite Decretos a su antojo y no respeta la jurisdicionalidad de los Estados Provinciales tratando al país "Federal" como un único distrito sobre el cual ejerce su función de Jefe de Gobierno en cuasi caracter de Dictador.
Dije que el año 2010 debía ser el del fin de este método de gobernar -que no es nuevo- que se viene practicando desde Enero de 2002, tras el vergonzoso episodio del golpe de estado de Diciembre de 2001; pero lejos de serlo, se constituyó en el peor año, después de aquél, de actuación del Poder Legislativo, en que no se logró "torcer el brazo" al Poder Ejecutivo en nada que se propusiera la oposición y se terminó, no siendo aprobado el Presupuesto General de Gastos y Recursos año 2011, dándole "via libre" a la arbitrariedad en el manejo de fondos y de creación de recursos a los burócratas gubernamentales comandados por "la Presidente".
Hace 27 años que vengo escribiendo sobre la indiferencia de los ciudadanos argentinos hacia las formas de desmanejo de los asuntos de estado por parte de las distintas autoridades de gobierno en los distintos estamentos -Nacional. Provincial y Municipal- digo: "les resbala"; ni aún los escándalos de corrupción de los últimos tiempos, la insurrección popular dia a dia en distintas formas. Esto es ya "la ley de la selva", el "salvése quien pueda" y con todo, nos disponemos a un "año electoral" que no va a lograr mejora alguna, "gane quién gane", sino todo lo contrario.
Me movió hoy a esta sintesis de mi pensamiento, los hechos ocurridos en Egipto, una democracia nueva en un mundo de tradición milenaria de respeto y adoración por las figuras de su gobierno, donde la ciudadanía salió a manifestar pacificamente por un cambio, por una mejora en sus condiciones de vida sin enfrentarse con la policía y menos con el ejército y este contra la población, y donde las autoridades prudentemente actúan para encontrar una salida a esta situación que entienden justa, pero sin abandonar su posición de "gobierno" y con el respaldo de las fuerzas armadas.
Que lejos que estamos de una situación de "madurez política" como la que alli se evidencia de parte de ambos actores.
Aquí todo se encuentra "a la bartola" -como decía mi padre- a nadie le importa nada de nada, no hay sentido de "sociedad" (no nos sentimos socios) de comunidad organizada.
"cada cuál, atiende su juego", como en el Anton Pirulero.